jueves, 3 de noviembre de 2011

Pesca de la dorada

El surfcasting, técnica creada para la captura de grandes ejemplares desde la costa, ha seguido una evolución constante y continua durante los últimos años, bien por lo que se refiere a la evolución de los materiales, bien por las técnicas aplicadas a esta disciplina.
La presencia de pescado, cada día más escaso y lejano de la costa, ha condicionado mucho el surfcasting, no  obstante, muy a menudo, solo nos hace falta una pizca de constancia y fortuna, para que nuestro Mar nos pueda regalar capturas excepcionales, esas piezas capaces de recompensarnos por todos los sacrificios realizados y que difícilmente se podrán olvidar.
Y, de entre todas estas piezas, la Dorada representa uno de los peces más codiciados: su presencia solemne, su potencia en la lucha, y, la calidad de sus carnes, hacen de este esparido una pieza muy codiciada por todos aquellos que practicamos esta disciplina.
COSTUMBRES: La Dorada es un pez que suele vivir cerca de la costa. Por otro lado, es amante de los fondos mixtos, formados por rocas y arena donde busca sus alimentos. Difícilmente se adentra en fondos que sobrepasan la treintena de metros, y le gusta alojarse en las proximidades de puertos, rías y desembocaduras, donde se mueve en grupos muy numerosos.
EL MATERIAL: Aspirar a la captura de grandes doradas constituye sin duda, un difícil objetivo, en el que no debemos dejar nada al azar, empezando por la elección del material.
La potencia y zona de la playa donde este pez se asienta, impone el empleo de cañas adecuadas, capaces de situar nuestros cebos más allá de los 120 metros, y aguantar recuperaciones muy complicadas. De igual modo,  los carretes deben tener unas elevadas prestaciones técnicas,  muy buena capacidad de salida de hilo, de recuperación del mismo, y fabricados con materiales de óptima calidad.
También la elección del nylon es muy importante, ya que esta llamado a soportar esfuerzos notables y deberá ser de muy buena calidad, con una alta carga de rotura, fuerte resistencia a los nudos, y gran resistencia a la abrasión.
Por último, debemos prestar un cuidado muy particular a los anzuelos, puesto que la Dorada está provista de un aparato bucal dotado de fuertes mandíbulas y poderoso dentado, pudiendo enderezar o quebrantar los anzuelos más robustos.

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