miércoles, 26 de octubre de 2011

Pesca de almadrava

Descripción y breve Historia:

La pesca con almadraba, es una tradición milenaria que se remonta a los fenicios, un arte de redes fijas que se colocan desde la costa hacia el Estrecho para aprovechar las rutas migratorias del atún, que viaja desde el Atlántico rumbo al Mediterráneo para dejar sus huevos en aguas más cálidas. Una vez el atún en la trampa de la almadraba hay que llevarlo desde la cámara al copo, donde es izado en la famosa "levantá", y con apenas agua, es arponeado por los almadraberos y subido a las embarcaciones situadas alrededor del copo.
La Almadraba de Zahara de los Atunes comienza su andadura con el privilegio concedido por el rey Sancho IV a los "Guzmanes" por sus gestas históricas en la defensa de la plaza de Tarifa. Sus descendientes, los Duques de Medina Sidonia se encargaron de la construcción del "castillo de las almadrabas" (también llamado palacio de Jadraza) en el siglo XVI, para la gestión de la almadraba, cumplia una función defensiva de los ataques de los piratas berberiscos y una función de factoría para la conservación y salazón del pescado.
La pesca del atún proporcionaba una ingente cantidad de beneficios al Duque, aproximadamente ochenta mil pesos y daba trabajo a unas 1.500 personas. De las cuales la mayoría estaba formada por gran cantidad de filibusteros, pícaros, condenados a galeras y gentes de mal vivir; que huyendo de la justicia, se enrolaban en las filas de la almadraba. Ya Cervantes en su Ilustre Fregona habla de ellos como el "Finibusterre de la picaresca" (se dice que la escribio en el Castillo de Zahara de los Atunes).
Alrededor de la Almadraba de Zahara de los Atunes, a cuyo frente había un capitán y un justicia mayor, se reunía gran cantidad de armadores, carboneros, taberneros, alguaciles, barqueros, candeleros, esclavos..que hacían que el pequeño pueblo bulliera por el negocio del atún.
pesca del atún
atunes
pesca de altura en zahara

Todo confluía y terminaba en los mercaderes que compraban tanto el atún "legal", como el de "sisa" (el robado por los pícaros y fugitivos). La realidad del espectáculo de la pesca del atún hoy es bien distinta por un sector en reconversión y el descenso año tras año de las capturas. Motivo por el cuál el pueblo de Zahara de los Atunes ha vuelto su vista a un floreciente y creciente turismo estival.

Un día en la Almadraba de Zahara de los Atunes.
Un persistente viento ha impedido la faena hasta que el pasado jueves una tregua del levante permitio retomar la ceremonia almadrabera. Durante dos meses, los almadraberos se han dedicado a calar todo el complejo sistema de mallas bajo el agua. La última red en instalarse es el copo, más gruesa y resistente porque deberá soportar el peso de los atunes. Aprovechando la llamada luna de mayo, con el mayor tránsito de los atunes se inicia la campaña.
Tras muchos días de viento, el ritual se retoma con buen ánimo; a primera hora, los buzos han comprobado que hay atunes suficientes. Bajo el mar, han quedado atrapados entre las mallas. Pero todavía hay mucho por hacer. Las embarcaciones de canto, de tierra y de fuera, se aproximan sigilosas al copo, mientras que otras dos, la testa y la sacada completan el cuadrado a cada lado de la red. Desde un barco de menor tamaño se lanza el atajo, otra red que servirá para empujar a los atunes desde el buche de la almadraba hasta el copo.
Los pescadores de la sacada van subiendo esta gruesa red mientras en la testa se preparan para recibir los primeros atunes al tiempo que comienzan a notarse los primeros aleteos. La red se va izando, los atunes se esfuerzan en escapar y del mar brota espuma como si estuviera hirviendo.
El capitán coordina la operación desde la sacada, lanza gritos desde la testa: ¡Arría, arría!. Se han bajado ya los garfios para atrapar a los animales. Algunos hombres se han tirado al agua. Llevan cuchillos. Un corte en la agalla asegura una muerte rápida y garantiza una carne de máxima calidad. Para subirlos, los enganchan y las grúas los suben, aunque el esfuerzo de los almadraberos es fundamental. Se abrazan a los atunes y, aunque algunas piezas superan los 200 kilos, logran elevarlas aprovechando los impulsos agonizantes de los animales.
La ceremonia es visual. El mar de espuma blanca que se tiñe de rojo, impermeables naranjas que aguardan, los hombres empapados que se agarran a los atunes sumergidos entre las redes. Es también sonora. Los gritos intercambiados, los apodos de pescadores que se lanzan para ahorrar palabras entre el vocerío y el viento, los aletazos sobre cubierta.
Es una exaltación de sangre y mar, una fiesta por la muerte del atún que da la vida a 600 familias de la zona. Dura apenas una hora y se cierra con gritos desbordantes de los almadraberos. Desahogo al cansancio y expresión de alegría por una aceptable levantá. Un total de 123 atunes pasan a la testa, donde son guardados en compartimentos con agua hielo. Las bajas temperaturas garantizan que el producto sevirá para su consumo en crudo, tal y como lo quieren lo japoneses, los principales clientes, que esperan en puerto con sus barcos. En el regreso, las caras son muy distintas a las de los anteriores días.
Una semana de sequía, de madrugones en balde, de paso a gestos amables y risas. Aunque persiste el pesimismo por el descenso en las capturas (se han reducido en un 80% en los últimos seis años).
El capitán comenta: "Hoy sacamos 123 atunes, pero hace unos años salían 300 ó 400". Una preocupación que se extiende a las familias. Ya en puerto limpio de sangre y sal, el capitán vuelve a su casa y su mujer podrá seguir evocando recuerdos a través de un olor familiar.
Almadraba
Pesca de 
los Atunes
Arrastre 
de los Atunes


miércoles, 19 de octubre de 2011

Los zorzales y sus cambios

Aunque este año parece que han venido más zorzales que los anteriores hasta nuestra península, estoy notando cierta alarma entre algunos cazadores, debido a que no hacen —salvo en algunas zonas— tan buenas perchas de ellos como las que hacían antaño. Incluso empiezan a decir que ésto se puede deber a una excesiva presión cinegética sobre la especie, una presión que posiblemente haya bajado la población de zorzales en Europa de forma considerable. 40937 lecturas
Pues bien, después de leer y escuchar sobre el tema lo que han escrito y dicho algunas personas que llevan años haciendo estudios sobre el zorzal y censando la población europea del mismo, les tengo que decir que no hay motivo por el que preocuparse o alarmarse ya que, según dicen, sólo se abaten anualmente en todo el continente europeo unos 40 millones de zorzales, una cantidad que incluso se podía aumentar sin que hubiera problema alguno de cara a su conservación, pues no hace mucho había censada una población europea que rondaba entre los 300 y 500 millones de individuos de esta especie, algo que asegura una más que aceptable conservación de la misma.
Lo que sí parece estar claro para todos es que en los últimos años han viajado desde las zonas más frías de nuestro continente hasta España menos zorzales que antaño, pero pienso que ésto no se debe a una excesiva presión cinegética sobre la especie, tanto en nuestra geografía como fuera de ella. A lo que sí creo que se puede deber es al cambio climático o aumento de la temperatura que estos últimos años se ha notado en toda Europa. O a lo que es lo mismo, al cambio de paisaje que durante los últimos inviernos reina de los Pirineos hacia el norte del continente europeo, que es mucho menos blanco que antaño.
Todavía hay cazadores que piensan que el zorzal viene cuando hace frío aquí, y no es así. El zorzal empieza a venir cuando de los Pirineos hacia arriba empieza a hacerlo, sobre todo cuando el suelo de esos sitios desde donde viene se cubre de hielo y nieve, cuando en la Europa más fría no encuentra comida debido a esas nevadas que la cubren. Algo que últimamente dicen que no está ocurriendo con la misma intensidad de hace unos cuantos años.
El zorzal, según tengo entendido, empieza a entrar a España en mayor cuantía después de mediados de octubre, casi a finales de ese mes. Aunque a veces es caprichoso y desconcertante a la hora de hacerlo y se salta todo tipo de predicciones hechas sobre su pasa.
El problema por el que no se hacen tan buenas perchas de zorzales como antaño se debe a ciertos cambios en algunas de las costumbres de estos pájaros por motivos de supervivencia y alimentación.
Por otro lado está su distribución cuando entra en nuestra Península, que también a veces llega a ser caprichosa y sorprendente, ya que en zonas donde se espera una presencia masiva de ellos, por razones de comida u otras causas, no la hay, mientras que en otras donde no se espera, la hay. De ahí que con el zorzal, aunque a veces acertemos, en la mayoría de los casos nos podemos equivocar o sorprender por hacer lo contrario a lo que esperamos que haga.
Decía que su distribución en nuestra Península, cuando llega, puede ser caprichosa, porque este año sin ir más lejos parece que lo ha sido. Al menos eso es lo que a mí personalmente me parece después de haber leído lo que bastantes cazadores de diversas comunidades autónomas han escrito en el foro de un portal de caza sobre el tema de los zorzales, concretamente en el foro de club-caza.com, pues a través de lo que ellos han ido diciendo he podido saber que mientras en unas zonas de nuestra geografía se están haciendo muy buenas perchas, como puede ser en algunas de la Comunidad Valenciana, Catalana, en otras de Castilla-La Mancha y en la parte más baja u occidental de Andalucía, en otras donde siempre se han hecho buenas tiradas, este año las que hasta ahora se van haciendo son muy escasas, pues según comentan han llegado pocos hasta ellas. Por ejemplo en Jaén, una provincia donde siempre se han hecho grandes tiradas de zorzal, este año no se hacen, algo que dicen se debe a que el año pasado las grandes heladas que azotaron esa provincia «quemaron» casi cinco millones de olivos y, que debido a esto, no hay aceituna y, por tanto, tampoco zorzales. Pero yo con eso no estoy del todo de acuerdo, porque en realidad esos olivos no los «quemaron» los fríos por toda la provincia, donde se «quemaron» fue por la zona más sureña de ella, por la más cercana a Granada, pero por la zona más al norte quedaron intactos. Los cientos de miles de olivos que hay en la zona de Jaén que pega a Sierra Morena, que son los que vemos o dejamos a la derecha de la autovía A-4 cuando bajamos desde Madrid hacia Sevilla, no se «quemaron».
Pero es que además hay otra cosa en los zorzales en ciertas zonas de nuestra geografía que nos puede sorprender. En una zona de las más emblemáticas y tradicionales en cuanto a buenas tiradas de zorzal se refiere, concretamente en la franja de terreno de las estribaciones de Sierra Morena de Jaén que pega a los olivares desde Despeñaperros hasta la provincia de Córdoba, este año las perchas que se han podido hacer hasta ahora han sido muy pobres. Pero no porque no los haya, como hay quien dice por haberlos observado sólo en los pasos y no en la sierra y en los olivares, pues haberlos los hay en una cantidad bastante aceptable tanto en el olivar como en la sierra, algo que he podido comprobar con mis propios ojos.
El problema por el que en esa zona no se hacen tan buenas perchas de zorzales como antaño, yo creo que más que a otra cosa, se debe a ciertos cambios en algunas de las costumbres de estos pájaros por motivos de supervivencia y alimentación.
Lo que he notado en esa zona que antes citaba es que, aún habiendo una aceptable presencia de zorzales como la que hay, no se ven como se veían antes por la mañana y a última hora de la tarde pasando de la sierra a los olivares y al revés por esos pasos tradicionales donde se hacían tan buenas perchas de ellos, lo que me ha hecho pensar que lo que puede estar ocurriendo con el zorzal es que le estamos haciendo cambiar sus costumbres, tanto de desplazamientos de dormideros a comederos —por la cantidad de tiros que les soltamos en los pasos— como de alimentación por los cambios habidos en el sistema de cultivo del olivar y en el de la recogida de la aceituna.
Antaño, cuando el zorzal llegaba —que lo hacía en grandes cantidades— a esa zona de Sierra Morena de la que antes les hablaba, como la aceituna estaba todavía muy inmadura, es decir, muy verde, lo que hacía era asentarse en la sierra y alimentarse de las pequeñas bayas silvestres que normalmente maduran antes que la aceituna. Por otro lado, si las lluvias de otoño habían sido bondadosas con la tierra, buscaban en ella esos bichejos que tanto les gustan. Yo recuerdo que para saber si habían llegado ya los zorzales a la sierra no me hacía falta verlos, pues con observar la parte baja de los lentiscos y otros arbustos o matojos tenía bastante, ya que rápidamente se veía toda la hojarasca de ellos levantada o escarbada por los zorzales buscando bichejos. Esa era la señal inequívoca de su llegada y presencia en la zona. Aunque, en cuanto la aceituna empezaba a madurar, lo que hacían era desplazarse desde la sierra a los olivares todas las mañanas en busca de ese preciado fruto.
También había otra cosa, y es que el año que llegaba el zorzal a esa sierra y no había bayas silvestres —como puede ser la «granilla» de los lentiscos— ni bicheo por falta de lluvias, el zorzal dejaba de verse por la zona, pues se desplazaba a otras buscando comida. Pero claro, como la aceituna es un verdadero manjar para esta especie, al poco tiempo de haberse marchado de esa sierra por falta de comida, y en cuanto maduraba la aceituna, lo que hacía era volver y asentarse de nuevo allí. Y entonces era cuando verdaderamente se empezaban a hacer tan buenas perchas de ellos en los pasos, pues todas las mañanas volaban a montones desde sus dormideros de la sierra hacia los olivares a comer aceitunas durante el día y, cuando llegaba la tarde, desde los olivares hacia sus dormideros de la sierra, que es donde —entre el monte, más resguardados del frío y de los depredadores— les gusta dormir.
Y yo pienso —que no aseguro— que debido a los muchos tiros que reciben en esos pasos de mañana y tarde, a los zorzales les hemos hecho cambiar la costumbre de «viajar» de un sitio a otro, pues ahora he podido observar que durante el día la sierra está llena de ellos, algo que antes no era así en esa zona debido a que la mayoría del día lo pasaban en los olivares comiendo aceituna. Este año, sin ir mas lejos, en la zona oriental de Sierra Morena hay tantos zorzales como podía haber antes cuando se hacían tan buenas perchas en los pasos, pero no salen de ella, allí duermen y comen del bicheo y de las pequeñas bayas silvestres. Los zorzales por esa zona cada vez son más sedentarios, cada vez les cuesta más hacer desplazamientos, algo que pienso se puede deber a la cantidad de tiros que se le sueltan en cuanto levantan vuelo y «viajan» un poquito. A eso es a lo que pienso se debe ese acusado sedentarismo que presentan últimamente pues, al no ser nada tontos, creo que se deben haber dado cuenta de que en esos pasos es donde más presión reciben y, por tanto, donde más peligro corre su integridad.
Lo mismo que hay zorzales que no se mueven de la sierra en todo el día, también he podido observar que durante el tiempo que está la aceituna madura en el árbol los hay que no se mueven de los olivares.
No hace demasiado, en unos de mis escritos, decía que los animales desarrollan su instinto de supervivencia ante los humanos de acuerdo a la presión que reciben de éstos, y que huyen no solamente de la presión de los humanos, sino también de aquellos lugares donde la reciben con mayor frecuencia. Entonces recuerdo que puse como ejemplo el comportamiento de las palomas torcaces que vemos en los parques de Madrid, las cuales, cuando están en ellos, casi se dejan coger por los niños, mientras que esas mismas torcaces, cuando dejan la ciudad y vuelan hacia los cultivos de cereal de los pueblos de los alrededores —donde sí que en la media veda reciben presión por parte de los cazadores— se vuelven esquivas hasta más no poder con los humanos, no dejando que nadie se les acerque a una distancia considerable. Incluso sus vuelos, cuando volvían de los campos de cereal de esos pueblos hacia los parques de Madrid, cambiaban, volviéndose más bajos y serenos en cuanto cruzaban la M-40 y se veían sobrevolando los tejados y terrazas de los edificios de esta ciudad por sentirse ya seguras. Lo mismo que decía del jabalí de los montes del Pardo, que siendo un animal montaraz y de lo más esquivo que hay con los humanos, llegaban a comer a las terrazas de los bares de ese pueblo cuando aún estaba la gente sentada en ellas. Algo que cambiaría mucho si a esos jabalís alguien le soltara en esas terrazas los mismos tiros que se les sueltan a los zorzales en los pasos, pues seguro que en ese caso no se acercarían a ellas ni a kilómetros. Lo mismo que si a esas palomas les soltáramos desde las terrazas y tejados de Madrid miles de tiros como a los zorzales en los pasos. Por eso es por lo que pienso que el zorzal deja de desplazarse de los dormideros a comederos y al revés, porque ven que ahí en los pasos es donde pueden perder la vida.
Pero es que además el zorzal en esa zona creo que está cambiando otra costumbre. Para dormir, como más atrás decía, normalmente le gusta el monte para estar más resguardado del frío y depredadores, pero las olivas no han sido nunca muy de su agrado a la hora de dormir, por ser árboles muy abiertos por arriba y cobijarlos poco de las heladas. Pues bien, ahora, lo mismo que hay zorzales que no se mueven de la sierra en todo el día, también he podido observar que durante el tiempo que está la aceituna madura en el árbol los hay que no se mueven de los olivares, incluso ni para buscar dormideros en la sierra donde resguardarse, pues duermen en ellos para así —según creo, que no lo aseguro— no tener que atravesar esas barreras de tiros que les formamos en los pasos.
Aunque también hay quien tiene otra teoría u opinión sobre esto. Algunos cazadores dicen que la falta de zorzales en los pasos se debe más que a otra cosa a que ahora vienen menos alirrojos que antaño, que según ellos eran los que realmente hacían las delicias para el cazador en los pasos, algo que no discuto por no saberlo ni tenerlo lo suficientemente claro.
Yo recuerdo que antaño el zorzal en la zona citada solo lo cazaban «cuatro», mientras que ahora antes de que amanezca hay verdaderas procesiones de cazadores buscando esos pasos mañaneros para esperar a zumbarles tiros. Ahora cualquier zorzal que cruza de la sierra hacia el olivar o viceversa, si no es derribado en los primeros tiros, se lleva un montón de ellos de todos los cazadores que ocupan cada una de las matas de esos pasos que antes comentaba, pues aunque se suban a las nubes y estén fuera de tiro les siguen «zumbando castañazos». Unos «castañazos» que, aunque no los maten, los asustan y espantan más de lo que a veces creemos. Algo que actualmente no solamente hacemos con el zorzal, sino con todas y cada una de las migratorias debido a la falta de otras especies de caza menor que antes abundaban en esas mismas sierras y que a los cazadores nos llamaban más la atención por pensar que valía más la pena gastar un cartucho en ellas que en avecillas tan pequeñas.
Pero es que si a lo anterior le unimos el cambio que ha sufrido el olivar en cuanto a la maduración de la aceituna y a su recogida, podemos ver aún más claros los cambios de costumbres del zorzal y su sedentarismo en esa zona o franja de Sierra Morena.
Ahora, debido a los muchos productos y abonos que se le echan al olivar y a la cantidad de ellos que en esa zona han pasado de ser de secano a regadío, creo que la aceituna se mantiene más tiempo verde en el árbol, por lo que el zorzal no puede comerla tan pronto como antes lo hacía. Pero es que además, no hace más de seis u ocho años, una cosecha de aceituna un poco grande se tardaba en recoger desde primeros de diciembre hasta ya entrado marzo, mientras esa misma cosecha ahora se tarda en recoger —debido a los nuevos sistemas de recogida— un mes o menos, de lo que podemos sacar en conclusión que antes el zorzal se podía alimentar de aceituna durante más de tres meses, que era el tiempo que permanecía madura en los olivares, mientras que ahora la cosa le ha bajado a un tercio o menos de ese tiempo, motivo por el que además de lo anterior, de los muchos tiros que reciben en los pasos y que yo pienso que le hacen «viajar» menos, el tiempo de esos «viajes» —aunque los siguieran haciendo todas las mañanas desde la sierra a los olivares para comer aceitunas— sería mucho menor, de un tercio del de antes, como ya les he comentado. Aunque algunos cazadores dicen que el zorzal, aún habiéndose llevado a cabo la recogida de la aceituna, puede seguir comiéndolas en los olivares, ya que, según ellos, siempre quedan algunas salpicadas, tanto en el árbol como en el suelo. Y esto es verdad, pero ya no es lo mismo para el zorzal que cuando los olivares están llenos del preciado fruto, eso sí que lo tengo clarísimo.
Eso es lo que yo pienso, «aunque doctores tiene la Iglesia» que ya nos irán diciendo otras cosas del tema que, posiblemente, sean más acertadas que las expuestas por mí, ya que mis opiniones son las de un cazador, no las de un científico o consagrado ornitólogo.

jueves, 13 de octubre de 2011

En busca de los barbos de Ruidera

En busca de los barbos de Ruidera
Sin duda las lagunas de Ruidera es uno de los parajes más hermosos de la península ibérica, destino predilecto de muchos pescadores deportivos que disfrutan pescando las diversas especies que habitan estas aguas cristalinas. Para los Carpistas es un lugar de gran interés, aunque sean aguas de máxima dificultad. En ellas podemos encontrar carpas de tamaños considerables y sin lugar a dudas de las más fuertes y combativas de nuestro país. Me encanta pescar las carpas de Ruidera, pero más que nada estoy interesado en pescar un gran ejemplar de barbo. En los años 98 y 99 pescaba muy a menudo en Ruidera, pero la vigilancia del parque se intensifico mucho, así que por no correr riesgos innecesarios deje de ir a pescar allí. A pesar de que mi experiencia en aquella época no era mucha, aún así conseguí pescar algunos ejemplares de talla considerable. En total unos 12 peces por encima de los 5 kilos, el barbo común más grande con 7.5kg, el barbo comizo más grande de 8.75kg y un barbo cabecicorto de 10.6kg. Sobre todo me interesa el barbo comizo porque en estas aguas se han pescado ejemplares de hasta 18 kilos, aunque es una excepción porque los más grandes no suelen superar los 13-14kilos. Los barbos cabecicortos también son muy interesantes, no solo por su tamaño, sino porque son muy escasos y su hábitat esta más limitada que el del resto de las especies de barbos. En el embalse de Peñarroya también habitan estas tres especies de barbos, pero por razones desconocidas no alcanzan estos pesos o tienen otras costumbres por las cuales nadie ha conseguido pescar uno grande. La talla normal de los comizos esta entre los 4 y los 6 kilos, destacando algún ejemplar cercano a los 7.5 kilos. El ejemplar más grande del que se tenga constancia verídica llegó a pesar 9 kilos, pero es una excepción. Peñarroya es un buen lugar para comenzar, pero los verdaderos monstruos están en las lagunas.
Mis amigos José y Abel Sosa están fascinados con la pesca del barbo, así que en otoño del 2005 decidimos ir al ataque. En total hicimos unas seis salidas, todas sin éxito…solo conseguimos pescar algunas carpas medianas. De todos modos no fue tiempo perdido, porque durante nuestras estancias nos dedicamos a estudiar las lagunas en profundidad. Exploramos todas las lagunas que por su tamaño y características podrían albergar grandes ejemplares. Hicimos mediciones de profundidad, buscamos zonas propicias y comenzamos a cebar en diferentes lagunas y puestos de pesca, a fin de adelantar trabajo para la primavera. Por mera casualidad y por suerte, en abril del 2006 se nos presto la oportunidad de poder trabajar en Ruidera por un espacio de 14 días. Ideal, así teníamos a nuestra disposición todas las noches que quisiéramos y los fines de semana para pescar. Esta vez lo teníamos todo mucho mejor organizado, muchos tipos de cebos naturales, boilies de pescado y una gran cantidad de pellets de pescado suministrados por Ebro Carp de Mequinenza. El fin de semana anterior a la fecha subieron Abel y José a preparar los puestos. Un total de 18 cebaderos repartidos por 7 lagunas. Según el tamaño de cada laguna y la población estimada de peces, cebaron diferentes cantidades, en total 200 kilos de partículas, 50 kilos de boilies de pescado y otros 50 kilos de pellets de pescado. Con un cebado tan masivo pretendíamos comprobar la actividad de los peces.
Día 1 (27 marzo)
Finalmente llegó la fecha tan esperada!, pero todavía era pronto para comenzar a pescar. El primer día lo dedicamos por completo a que hicimos a comprobar los cebaderos, para ver si quedaba cebo o si el fondo estaba revuelto. Teníamos preferencia por 8 puestos, pero para nuestro asombro en 5 de ellos no había habido actividad. Esto nos tiro los planes bastante por el suelo, pero teníamos suficientes días por delante para que las cosas cambiaran o cambiar nosotros la estrategia. Dos de los cebaderos donde más actividad observamos fue en la Laguna Colgada, una de las que mejor conozco. Así que decidimos empezar por ella y mientras tanto cebar y observar las demás. Cebamos bien los puestos escogidos y también los de reserva. Por la tarde nos retiramos al chalet para hervir grandes cantidades de partículas y a poner otras tantas en remojo.
Día 2 (28 marzo)
Una hora antes del anochecer ya habíamos tomado posesión de los puestos de pesca. Escogimos la bahía que hay antes del Hotel de la Colgada, Abel se puso a pescar desde el parking y José y yo desde el puesto de las escaleras. Estábamos tan cansados que no nos despertamos hasta el amanecer, cuando sacamos las cañas del agua no teníamos cebo. Es normal, con cebos cárnicos y de pescado no se pueden dejar los cebos dentro del agua, aunque la presencia de cangrejos no sea muy grande acaban con el cebo en pocas horas. Antes de recoger volvimos a cebar.
Día 3 (29 marzo)
A la misma hora estábamos otra vez preparados para el ataque, esta vez con la intención de cambiar los cebos cada tres horas. Estuvimos casi toda la noche despiertos cambiando los cebos porque habían muchos más cangrejos de lo que pensábamos. Desconozco la razón de tanta abundancia de cangrejos, quizás sea un ciclo o pueda ser debido a que los puestos están cebados durante todo el año. Ahora teníamos un problema, si cebábamos poco los cangrejos nos comían y si cebábamos demasiados los peces no encontrarían los cebos. Finalmente decidimos por cebar bastante durante varios días y observar como evolucionaban las cosas.
Día 4 (30 marzo)
Caña TPX de 3.5 lbs de JRC
Peter Staggs tuvo el detalle de invitarnos a pesar junto a él en la laguna del Rey. Pasamos una noche divertida y de tertulia, pero los peces no se dejaron ver. La actividad era nula y los cebaderos amanecieron intactos. Quizás todavía era demasiado pronto, porque tampoco se observaba actividad de otras especies como el Bass o el escardino.

 
Día 5 (31 marzo)
Esta noche íbamos a abordar por primera vez la laguna de Santos Morcillo, aunque pequeña tiene mucha vida y potencialmente pueden haber buenos ejemplares. A las 23h. tuvimos la primera picada y José saco el primer barbo común de 4.7 kg con lombriz de tierra. No era algo del otro mundo, pero era un comienzo. Durante la misma noche salió otro barbo común del mismo tamaño y dos carpas, una de cuatro y otra de seis kilos.


Día 6 (01 abril)
Llegó el sábado, el día que mas vigilancia hay y por esta razón nos decidimos a no pescar por la noche y pasar el día en el pantano. Fuimos a uno de nuestros puestos preferidos, donde con cierta facilidad salían barbos incluso por el día. Nada ocurrió, parece ser que cuando con más ilusión y mejor preparas las cosas pero salen. Hay que decir que el tiempo tampoco acompaño, ya llevábamos dos semanas de anticiclón y mucho calor, unas condiciones no favorables para la pesca del barbo. Los días iban transcurriendo y los resultados eran malos. Comenzábamos a estar preocupados, pero la mala suerte se había aliado contra nosotros.
Día 7 (02 abril)
Aunque pescar juntos es mucho más divertido, para ganar tiempo y optimizar la pesca decidimos repartirnos por diferentes lagunas. Yo opté por arriesgarme una noche en la laguna Conceja, Abel se quedo en la laguna Salvadora y José se decidió por la laguna Lengua, a pesar de que parece muerta y nunca nadie había pescado algo allí. A las 23h. recibí un mensaje de Abel que había pescado una carpa, poco después otra, hasta que a las 6h. recibí un mensaje que le había picado al pellet un barbo común de 5.5 kilos. En mi puesto no hubo actividad y al amanecer fuimos a recoger a José. Ante nuestra sorpresa había pescado con pellet un barbo común de unos 4.6 kilos, pero no nos pudo avisar porque se había quedado sin batería en el móvil. La noche fue provechosa, pero las tallas eran pequeñas para lo que andábamos buscando. De todas formas volvimos a cebar todos los puestos para mantenerlos activos.
Día 8 (03 abril)
Como pescar solos todas las noches resulta aburrido y estratégicamente complicado decidimos alternar las noches individuales con las colectivas. Esta vez le tocó el turno a la Colgada desde el puesto de la escalera. El puesto estaba bien preparado y cebado con pellets de pescado. Optamos por pescar con el sistema de buldo a metro y medio del fondo. A las 22h. tuvimos la primera picada y saque una carpa de casi 9 kilos, a las 23h. José tuvo la segunda picada, esta vez salió un bonito barbo común de 4.3 kilos con una ristra de camarrón. A la 1h. de la mañana le toco el turno a Abel, esta vez parecía algo más grande y así fue, el primer comizo de 7.6 kilos que pico al pellet. La cosa se estaba animando de lo lindo y estuvimos toda el resto de la noche despiertos, pero la fiesta se había acabado.
Día 9 (04 abril)
A pesar de los buenos resultados decidimos continuar por alternar noches en solitario, esta vez me toco a mi la laguna de Santos Morcillo, a José la laguna de San pedro y Abel se fue a la Colgada, pero esta vez al puesto del puente de madera. A las seis de la mañana sonó mi móvil, era Abel. Acababa de pescar un barbo cabecicorto de 6.8 kilos con cola de cangrejo. Esa noche yo no tuve picada y José saco una bonita carpa royal de 8kg.
Día 10 (05 abril)
Estábamos exhaustos entre el trabajo diurno y la pesca nocturna, no obstante no nos dimos por vencidos y al anochecer estábamos de nuevo en la laguna colgada. Después del cebado realizado y los resultados de la noche anterior esperábamos una noche animada, pero nada ocurrió. Esperando la primera picada se nos hizo al menos la una de la mañana, hasta que finalmente nos quedamos dormidos. Cuando me encontraba en medio del profundo sueño, la alarma que llevaba como cebo pez muerto comenzó a sonar. Cuando clave el pez enseguida me di cuenta de que se trataba de un buen ejemplar. Pero la alegría no duro mucho, porque poco tiempo después el pez estaba enrocado en el fondo. Por suerte llevábamos con nosotros una pequeña barca hinchable. Nos situamos encima del pez y comencé a tirar. Se había metido de cabeza en las algas, una reacción muy típica de los barbos. Finalmente conseguí sacarlo de allí y subirlo a superficie. Un bonito barbo comizo de 8.4kg , al fin un ejemplar más grande!
Día 11 (06 abril)
A pesar de los buenos resultados de la Colgada, nos decidimos por continuar con la pesca en solitario. Era necesario insistir en otras lagunas y de paso dejar que los peces de la Colgada volvieran a la tranquilidad. Abel se fue a nuestro puesto de la Conceja, yo a la laguna de San Pedro y José a estrenar la laguna Tinaja. Antes de anochecer cada uno estaba en su puesto con los móviles enchufados para informar de las últimas novedades. No tuve que esperar mucho, sobre las 23h. tuve una picada en mi caña con pellet, después de un bonito combate conseguí ensalabrar un barbo comizo de 9.2kg. Enseguida les envié un mensaje, José me contesto rápidamente y me dijo que el ya llevaba dos carpas medianas. Abel no me contesto, pero no era de extrañar porque la cobertura era muy mala. Al rato sonó mi teléfono, era Abel que con voz de alegría me dijo que no me podía contestar porque había tenido una picada a la misma hora. Y me dijo: ¿A que no sabes lo que he pescado? No, dime? Un enorme comizo de 11.2kg y también con pellet!!!!!!! Me contó la batalla y nos felicitamos mutuamente. A la una de la madrugada volvió a sonar mi teléfono, esta vez era José. Daniel, Daniel otro comizo grande con lombriz de tierra , pero no podía decirme el peso porque lo habíamos dejado sin báscula. El resto de la noche transcurrió tranquila, nada de pitidos de alarmas, nada de mensajes. El barbo de José era largísimo, una lastima que estuviera algo delgado. Parecía viejo y con muchas cicatrices, no obstante la báscula marco 9.4kg. Fue una noche increíble, tres grandes peces y en diferentes lagunas.
Día 12 (07 abril)

Esta noche volvimos a ponernos cada uno en las mismas lagunas, pero como quiere el azar, esta vez no tuvimos suerte. A pesar de todo al amanecer José saco este comizo regordete de 5.4 kilos.



Día 13 (08 abril)
Decidimos pasar la última noche en la laguna Colgada, pero esta vez optamos por probar en la pinada de la orilla de enfrente. Aunque normalmente no lo hacemos y pescamos en silencio absoluto, aquella noche nos tomamos algunos copitas de más. Nuestro puesto parecía la feria, la música alta y con el tono de voz alto. Nos estábamos riendo y comentando que como pretendíamos pescar algo con este alboroto. La verdad es que ya no nos importaba puesto que estábamos muy contentos por los resultados obtenidos en los últimos días. De repente José se abalanzo sobre una de las cañas, nosotros ni siquiera habíamos oído la alarma. Al cabo de un buen rato José saco un barbo comizo de 7.7 kilos, a este barbo se ve que le va la fiesta! Lo que son las cosas, nunca se sabe cuando va a ser tu día de suerte. Ha sido una de nuestras expediciones más complicadas y intensas, pero sin ninguna duda muy pronto estaremos otra vez allí para tentar a los verdaderos gigantes.

10 consejos para cazar conejos

10 consejos para cazar conejos en verano
En muchas áreas de caza se ha constatado en los últimos meses un aumento notable en las poblaciones de conejos, con una extraordinaria capacidad repobladora en zonas concretas, caso del sur de Córdoba, donde los daños a la agricultura son muy importantes, y donde este año se ha acusado en gran medida en los viñedos. Como ahora estamos en periodo hábil para cazar conejos, en esta temporada conejera de verano cada vez más habitual y extendida, no está de más pensar en algunos consejos para poder sacar un partido, suficiente a cada una de nuestras salidas al campo, con la escopeta y cartuchos suaves.
¡Al campo!, por fin llegó la fecha esperada para poder salir a vivir las primeras  jornadas de caza de esta nueva  temporada, y lo vamos a hacer con los conejos, en unos lances vibrantes, siempre inesperados, vibrantes, atractivos y muy dados al disfrute visual por el entorno en el que vamos a cazar, y por hacerlo habitualmente en las horas menos calurosas del día.
Aquí no salimos a «recolectar» conejos, sino a abatir los que el campo, buenamente, nos proporcione en cada jornada.
Tres modalidades protagonistas en esta primera fase de la temporada, recechos, esperas y caza al salto, van a llevarnos a unos parajes o a otros, buscando la llegada al tiradero de unos cuantos conejos que regresan de sus correrías nocturnas, acercarnos a los que se solean a primera hora en el borde del monte con el llano o tirar a los que se arrancan a nuestro paso.
Y por supuesto, la caza de conejos en verano con nuestros canes, donde excelentes perros de muestra van a dejar claro que tirar media docena de conejos  a perro puesto es un verdadero lujo.  Aquí van, pues, diez consejos, para cazar mejor en estas próximas salidas.
1. ¿Cuántos? Los que el campo diga
Muchos aficionados piensan que la temporada de caza en verano, o de desconeje como se conoce popularmente en muchas zonas, supone lograr grandes perchas a costa de los conejos nuevos y poco castigados por perros y cazadores, que suelen salir fácilmente de cara a un disparo productivo.
Aquí cabe un consejo que creo es bastante práctico: no salgamos con la idea fija de lograr un mínimo de tantos o cuantos conejos, esto hace que arriesguemos los disparos cuando no saltan como quisiéramos, hiriendo conejos que luego resulta complicado cobrar. Nunca pasemos de los conejos a los que podemos tirar a buena distancia y en buenas condiciones, no queramos hacer piruetas con los disparos, ni parar conejos a toda vista fuera de tiro. Aquí no salimos a «recolectar» conejos, sino a abatir los que el campo, buenamente, nos proporcione en cada jornada.
2. Cazar despacio siempre atentos
Gran error caminar, paseando por el campo, pensando que el conejo va a salir siempre pisado, en la mata mejor orientada, y ante un claro cómodo para el disparo. O cazamos, o paseamos, pero no siempre estas dos opciones se llevan bien cuando lo que buscamos es llevar unos conejos a la percha.
Ya sabemos que de casualidad, un conejo se arranca donde menos te lo esperas, y que incluso ese día que estás cazando distraído, con la cabeza en otro sitio, te cuelgas media docena como quien no quiere la cosa, pero la intención y estar centrados resultan indispensables para poder sacar partido a la temporada veraniega del conejo. Importante es cazar a ritmo lento, no como solemos hacer muchas veces, que parece que llevamos un bando de perdices delante en una ladera en noviembre. Cazando conejos ahora hay que darse prisa cuando la zona es intrincada, con caras escasas de vegetación, y dependemos de las asomadas que ya conocemos, entonces no hay que perder tiempo y elevar el ritmo.
3. Dominar el tiradero
En línea con los comentarios anteriores, hay que insistir en que no hay que decantarse por pasear, por visitar zonas «bonitas» y esperar a que un conejo salte cerca. Podemos dar un paso más, y analizar rápida pero efectivamente un paraje determinado antes de entrar a cazarlo, pues en esta caza es fundamental «ver» el cazadero, y acertar con los disparos. Por ello hay que buscar zonas desde donde controlemos a los conejos que se mueven por lo más bajo, o a los que despacio se van escurriendo hacia arriba, pues las matas a veces nos dejan ver de arriba hacia abajo, pero resultan más problemáticas si vamos cazando por abajo en una zona de ladera o alguna pendiente.
Cada paraje tiene su tiradero, y debemos situarnos de la mejor manera posible para controlar los claros y los pasillos en el monte, y las parcelas de brozas en el llano, pues por ejemplo, avanzando justo por una lindera controlamos a derecha e izquierda, pero si vamos a quince metros de esa misma lindera, los conejos que se muevan por el otro lado se irán sin que los descubramos.
4. Tirar a buena distancia
En la temporada de caza de conejos en verano casi todos solemos tirar precipitados y dominando poco las distancias en las primeras jornadas. Y eso quienes cazan varios días, porque quienes a lo sumo salen a cazar en un par de ocasiones en estas fechas —cacerías contratadas—, no llegan a coger bien la distancia ni el ritmo de tiro que esta pieza exige. Nunca nos precipitemos. Raro es que estemos cazando en una zona tan enmarañada como para tener que tirar súper rápido: encarar mal y aculatar inadecuadamente hace que fallemos «inexplicablemente» y esto redunda en los siguientes lances, fallando mucho más de lo normal.
Los conejos que se nos arranquen a media distancia dan un momento para encarar y enfilar bien la pieza. Lo demás es adelantar lo justo, poco, pues no suelen ir muy rápidos, y disparar. Así que nada de tirar con la cara levantada ni tres disparos en ráfaga sin sentido. Un disparo bien realizado es un conejo abatido, y tenemos tiempo sobrado casi siempre.
En esperas y recechos hay que tirar siempre a distancia lógica, nada de ensayos a larga distancia, pues herimos a más de uno que no podremos cobrar. Recechando hay que abusar de los chokes más bien cerrados para asegurar conejos algo largos —no está de más montar ** y * en escopetas de dos cañones, ** en semiautomáticas—, y en las esperas, calcular bien la distancia entre el puesto o escondite, y la «plaza» donde entran los conejos, procurando levantar un poco la punta del cañón para evitar tiros rastreros y bajos por asomarnos en exceso al apuntar a un conejo casi quieto.
5. ¿Seleccionar el conejo?
Deberíamos hacerlo siempre, y ello por varios motivos; veamos, si cazamos para evitar mayores daños a la agricultura, mejor abatir los conejos adultos que los gazapos, ¿no? A la vez, si cazamos de forma lógica, con un cupo o con el criterio de que debemos dejar suficientes conejos en la zona para el resto de la temporada y para garantizar una buena densidad, ¿a qué viene abatir esos gazapos pequeños que a veces vemos en los cinturones o al vaciar el morral?
A este respecto hay quien dice que cuando un conejo se te arranca, no sabes si es grande o pequeño, tiras y ya está, pero no es así. Es como quien dice que no puede diferenciar, en la media veda, una codorniz de un pollo de perdiz... Hay que cuidar y fomentar una buena ética cazadora.
Cazando al salto se aprecia perfectamente el tamaño de los conejos, cabe la salvedad de que tiremos en zonas muy cerradas de monte bajo y viendo al conejo cruzar entre las matas, sin ver su volumen real; pero quitando estos casos, en una parcela en el llano, o cazando en una ladera o en bancales, se ve claramente el conejo y su tamaño.
En una espera no hay nada más que decir, se sabe a la perfección a qué conejo debemos tirar. y de hecho, en más de un caso se mueven dos o tres juntos, y vemos cómo tienen diferente tamaño, debiendo apuntar siempre al más grande; recechando ocurre igual, si queremos no hay problema alguno a la hora de diferenciarlos.
6. Atentos a laderas y bancales
El monte depara más oportunidades de lo que muchos piensan, pues de forma a veces equivocada hay bastantes cazadores que cazan solamente el llano en estas fechas de verano, huyendo del monte por dos motivos: por la dificultad del disparo con las matas, y porque hay que estar subiendo y bajando...
El monte bajo, la falda de un cerro, la ladera de una sierra, ir repasando la franja del monte que linda con los cultivos o con el llano, depara lances vibrantes y muy variados que a menudo nos pueblan la percha con cuatro o cinco conejos logrados a base de tesón y conocimiento del cazadero.
La ladera siempre hay que cogerla con la brisa de cara, procurando no hacer ruido en exceso, atentos a primera hora a los conejos que se muevan solos, sobre todo por la zona más baja, pues aún no estarán encamados; más tarde será buen momento para repasar las vaguadas donde se meten a sestear en retamas y aulagas, pues tiraremos a muy buena distancia, debiendo repasar el cazadero lentamente. En zonas de bancales hay que ir avanzando muy atento para poder controlar el tiradero de los bancales inferiores, pues de los más altos tendremos poca perspectiva. Como mucho veremos a algún conejo arrancarse hacia arriba, y nos dejará tirar en la subida entre un bancal y otro.

7. Cazando en la sombra
Esto suena a media mañana, a un calor espantoso y a unas ganas locas de beber agua fresca, ¿verdad? Pues no, a media mañana los buscaremos donde están encamados, no donde a nosotros nos gustaría refugiarnos...
Hay que aprovechar las zonas de umbría a primera y a última hora, pero sobre todo por la mañana, ya que los conejos aquí aguantan más tiempo antes de encamarse en zonas complicadas, y nuestra presencia se disimula mucho mejor que en las zonas soleadas. Pensemos que con acierto en la indumentaria, nos confundiremos con el entorno en cuanto nos detengamos en una cara de sombra eh una ladera, atentos a los conejos que se muevan cerca.
Entrando temprano por lugares donde hay majanos, hay que aprovechar cuando el sol no ha arrancado aún, pues luego será difícil encontrar conejos fuera. Es algo que también ocurre en las parcelas de olivares, ya que en cuanto el sol aprieta, se sube y las chicharras comienzan su concierto, los conejos reculan en los chuecos, y tiraremos pocos.
Por la tarde conviene repasar las zonas metidas en sombra que lindan con los cultivos, pues muchos conejos estarán sesteando cerca, y se comienzan a moverse para entrar a comer al rato, por lo que aprovecharemos más lances que en pleno monte. Igual ocurre con los arroyos, si podemos cazar en paralelo y amparados por una zona donde no destaquemos, tiraremos más conejos que si vamos a la vista de ellos.
8. El arroyo, en mano
Los arroyos y las linderas con tarayes y otros arbustos tienen siempre conejos, esto está claro, y basta recorrer de forma previa a la apertura de la temporada las zonas aledañas, sobre todo si están sembradas, para percatarnos de la cantidad de daños que ocasionan los rabicortos por allí.
Tanto si cazamos sin perros, como si lo hacemos a partir de la fecha en que su ayuda se autoriza, los arroyos siempre hay que cazarlos en mano, con otro compañero, siempre que los arbustos tapen el tiradero del otro lateral, pues hay arroyitos pequeños que tienen conejos, y se pueden cazar por una sola escopeta.
No resulta conveniente ni prudente, cazar solo por un lateral del arroyo cuando no vemos la salida de los conejos hacia el otro lado, pero hay un pequeño truco que funciona bien, sobre todo a primera y a última hora del día: cazar retirados del arroyo, primero un lateral, más adelante el otro lado, de vuelta.
Para ello debemos cazar en primer lugar el lado que más facilidad tenga para albergar conejos fuera del cauce del arroyo, y avanzar nosotros lo más discretamente posible, para ver a los conejos que se arranquen hacia el arroyo, y a los que trastean en las inmediaciones disfrutando de la temperatura que no será elevada.
9. Un buen cartucho
Busquemos un buen cartucho, fiable, cómodo, práctico, suave, adaptado a las condiciones generales de tiro que tengamos por término medio en nuestro coto y zona donde cazamos habitualmente. Hasta aquí las generalidades que hemos leído o escuchado en varias ocasiones, pero hay que afinar más y hay que hacerlo porque podemos cazar mejor.
Ahora no hacen falta grandes cargas, ni cartuchos de perdigón muy grueso salvo situaciones muy concretas —recechos largos—, todo lo que necesitamos es un buen cartucho de caza que pare bien a los conejos, evitando que se nos vayan algunos heridos o tocados, pues sin perro será complicado cobrarlos.
Cartuchos que abran muy bien a distancia media, de 30 gramos y perdigón de séptima, para asegurar el lance, estos son los que mejor nos van a servir para cazar al salto y en mano en terrenos de buen tiradero; si se complica porque el tiradero es algo más largo, pasamos a 32 gramos también de séptima. Pensemos que los cartuchos de 32 cierran algo más el disparo.
Esto hay que tenerlo en cuenta porque si tiramos cerca con esta carga, y salvo que empleemos cartuchos con taco de fieltro o de plástico sin copa contenedora, vamos a fallar más de lo debido. En estos casos siempre 30 gramos, y si es siempre muy cerca, perdigón de octava, blando a ser posible, para parar mejor a los conejos. Tirar con 34 —abren más que los de 32...— o 36 gramos es tirar cartuchos fuera de lógica para las necesidades, y salvo terrenos muy complejos, nunca debemos recurrir a tirar cargas pesadas, menos cuanto más disparos peguemos en la jornada, pues con 30-32 gramos y jugando con los chokes, obtendremos mejores resultados. Además, con el calor, los cartuchos se vuelven más «pegones».
10. El equipo conejero
Ropa ligera siempre, y si podemos, nada de chaleco. Menos aún si es el chaleco que tenemos para cazar en otoño e invierno, pues el calor pasa factura restándonos efectividad con peso innecesario y con ropa de más; colores adaptados al entorno, y ante la duda, colores poco claros, nos confundiremos mejor en el entorno con colores marrones claros o verdes, que con un pantalón vaquero y una camiseta blanca.
Lo importante es poder cazar todo el tiempo que queramos, incluso hasta media mañana o hasta mediodía en mañanas no demasiado calurosas, pues casi siempre nos vamos a las nueve y media de la mañana, y si cazáramos dos o tres horas más no sólo obtendríamos mejores resultados —habitualmente—, sino que aprenderíamos mucho sobre la querencia de los conejos cuando se encaman.
Cazando en brozas y monte bajo resultan interesante unas polainas ligeras para evitar que nos entren pinchos en las botas, pues tarde o temprano entran y son un fastidio; de todas formas, en verano podemos prescindir de botas con membranas protectoras ante la humedad y la lluvia, y decantarnos por botas de caña alta, ligeras y de suela de media dureza, para poder cazar en monte y llano sin problemas.



jueves, 6 de octubre de 2011

Surfcasting


TÉCNICAS DE PESCA EN EL MAR

El surfcasting

La pesca en surf casting es una pesca que se practica desde la orilla del mar o playa. Esta técnica consiste en lanzar un montaje equipado de varios anzuelos con carnadas naturales.
Este montaje está compuesto de un plomo de 60 a 200g cuya forma tendrá que ser adaptada en función del tipo de fondo encontrado (plomos ganchos para la arena, plomos estrella para las rocas…).
Esta técnica obliga a la utilización de cañas con longitudes comprendidas entre 3,90m y 5.00m para pasar por encima de las olas y detectar mejores las presas.

Material

Las cañas de pescar

Para las pescas fuertes en mar agitado, (océanos, mares del norte) privilegia una caña Surf > 120grs con enchufes compuestos de 3 elementos de 4.20 a 5 metros.
Para las pescas ligeras en mar tranquilo (Mediterráneo…) privilegia una caña Surf < 120g telescópica de unos 4.20 metros.

Los carretes

Conviene utilizar un carrete (pesado) con tambor fijo y con una bobina ancha (long cast) robusta y resistente al entorno marino.

Para los más experimentados, podrán utilizar un carrete con tambor giratorio.
Esta técnica permite lanzar a mayor distancia.
Su capacidad debe ser de al menos 300m de hilo de 45/100.

Cebos

Los principales cebos utilizados son :
  • Todas las lombrices marinas (semi duras, duras de Corea, lombrices de arena, arenícolas, nereidas)
  • El cangrejo
  • La tita o bibi
  • las gambas
  • los crustáceos: berberechos, navajas
  • la jibia, el calamar
  • caballa
  • peces pequeños (amodita o eperlano).

Los peces

Mar Del Norte: Peces planos, angulas, lubina, merluza, aguja, muble, bacalao, pescadilla, faneca, dorada....
Atlántico: peces planos, angulas, lubina, merluza, aguja, muble, faneca, dorada, peces azules, congrio, raya, lija....
Mediterráneo: Lobo, dorada, herrera, sargo, peces planos...

Montage de base

El bajo de la línea es la parte más importante ya que debe burlar la desconfianza de los peces. Los montajes se adaptan en función del lugar de pesca. Podrás confeccionarlos tu mismo o elegirlos en las tiendas.
Es importante tener a tu disposición varios montajes realizados de antemano por la frecuencia de enganche o por si la pesca es productiva, y no los llevas preparados te resultará difícil montar uno in-situ (viento, noche...).
  1. Anilla rota ovalada o mosquetón
  2. Sleeves o muelles
  3. Gancho Rolling
  4. Sedal de fluorocarbono de 4 a 9kg
  5. Mini-perla de bloqueo
  6. Anzuelo 4 a 1/10
    Nota: el 1er anzuelo debe colocarse
    a 5cm del 2ndo y el 2ndo a 5cm del plomo
    para evitar que se enganchen entre ellos
  7. Grapa porta plomo
  8. Plomo gancho 120-180g

Cuando el mar está poco agitado, utiliza únicamente un solo sedal de arrastre de 1,50 a 2 m en 30 a 35/100 armados de un anzuelo n° 4 a 1/0 colocado a 5cm del plomo
Con el mar agitado, realiza 2 o 3 sedales de 30cm con anzuelos n° 2 a 2/0 con cañas largas


El arrastre ligero en barco

La pesca de arrastre consiste en arrastrar señuelos detrás de un barco en movimiento, a una velocidad de 2 a 5 nudos.
Esta técnica permite prospectar grandes extensiones de agua y localizar una gran cantidad de peces.
En acción de pesca, la caña debe estar bloqueada en un porta-caña. El freno del carrete aflojado y la señal sonora activada para permitir la detección de las presas.

Material

Las cañas de pescar

  • Caña de arrastre de fibras de vidrio con una potencia de 12 a 30 libras.
  • Puño de espuma para tu comodidad, equipado de un cardán en el talón.
  • Porta carrete equipado de una contratuerca para un ajuste potente.

Los carretes

  • Carrete con tambor giratorio.
  • Resistente a las condiciones marinas.
  • Mando freno en "estrella". Puño de combate ergonómico.
  • Equipado de una guía para le hilo para facilitar su utilización.
  • Debe contener como mínimo 300 metros de 50 centésimos.

Cebos

Los cebos son arrastrados en la superficie o en el agua.
Cebos artificiales: peces nadadores que miden de 10 a 15cm, cebos flexibles, plumas y cucharas ondulantes.

Los peces

Mar Del Norte : Caballas, lubinas, merluzas, agujas, bacalao...
Atlántico: Caballas, lubinas, merluzas, agujas, atún blanco...
Mediterráneo: Caballas, lobos, lichias, bonitos...

Montaje de base

Preconizamos montar el señuelo en un bajo de línea de Nylon, de poliamida o de acero.

  1. Cuerpos de línea Nylon: 50 a 60
  2. Gancho grapa
  3. Bajo de línea de fluorocarbono
  4. Monta 2 sleeves espaciadas de 2 a 3cm


La pesca a sostener

La pesca a sostener se practica en un barco anclado o a la deriva. Es una técnica con cebos naturales que consiste en pescar con la caña en reposo, línea tendida. Permite prospectar los peces en la superficie o en el fondo. La detección de las presas se hace por la sensibilidad de la rabiza.

Material

Las cañas de pescar

  • cañas telescópicas o con enchufe, de fibra de vidrio o de carbono, que miden entre 1,80 y 3m. La potencia se sitúa entre 20/50g y 50/200g.
  • Para las pescas finas (mediterráneo), aconsejamos la utilización de una caña buscle. (rabiza muy sensible para detectar mejor las presas)
  • Para los peces grandes, una caña de 2m a 2,70m, potencia 200/500g.

Los carretes

  • Carrete semi pesados con tambor fijo.
  • Resistente a las condiciones marinas.
  • Debe contener como mínimo 250 metros de 30 a 50 centésimos.
  • Para los peces grandes es preferible un carrete pesado con 300m de 50 centésimos.

Cebos

El anzuelo será una lombriz de mar (semi duras, duras de Corea, arenícolas, nereidas,...), un molusco (berberecho, mejillón, jibia,...) o un trozo de pez (amodita, sardina, caballa,...).

Los peces

Mar Del Norte: caballas, lubinas, merluzas, agujas, faneca, bacalao, pescadilla, peces planos...
Atlántico: caballas, lubinas, merluzas, agujas, fanecas peces planos...
Mediterráneo: lobos, doradas, lichias, bonitos, sargos, herreras...

Montaje de base

  1. Gancho mosquetón
  2. Anzuelo de tamaño 8 a 2/0
  3. Paster noster