Claves para pescar mi primer  lucio
Nuestro objetivo
 
Texto y fotos: Juan Urrutia
Jerbaits, minnows, Medium, Heavy… Términos que son  comunes entre pescadores de lucios y causa de que quien empieza piense  que esta pesca requiere un buen nivel de inglés para poder practicarla.  Nos olvidamos con demasiada frecuencia de aquel que desea con todas sus  fuerzas y gran ilusión pescar su primer lucio. El siguiente artículo  está dedicado a todo pescador que pretenda dar sus primeros pasos en  esta emocionante técnica.
El equipo
Para empezar  no es necesario un gran desembolso pero si probada robustez en los  materiales
Si acudimos a un comercio del ramo nos volveremos locos  con tanta variedad de cañas. Para colmo algunas llevan el peso de lance  en onzas y la longitud en pies, una locura. Diremos que, con una vara de  dos metros diez de longitud, 15-40 gramos de peso de lance y, sobre  todo, que sea bastante rígida, nos bastará para empezar. El carrete no  debe suponer un gran gasto, estamos empezando, pero si convendría que  fuera de marcas reconocidas (Shimano, Daiwa, Okuma…) para evitar  sorpresas. Freno delantero, 4,5 a 1 de ratio (velocidad de recogida,  significa que el pick up da 4,5 vueltas por cada una de manivela) y 150  metros de capacidad para monofilamento del 0,30 serán sus  características idóneas.
El momento
Un  lluvioso día de primavera, bastante oscuro e ideal para esta pesca
No estaba allí por  casualidad, era su hora del almuerzo
Una duda muy común del aficionado suele ser cuáles son  las horas más propicias para pescar a este magnífico depredador. Es  importantísimo estar en el momento adecuado, tanto o más que la correcta  elección del señuelo. Si acudimos al pantano en momentos de clara  inactividad ya podemos lanzar durante horas con los mejores equipos y  señuelos “lucieros” que no sacaremos ni un lapicero, término que en el  argot del pescador significa lucio muy pequeño. Por norma general la  actividad del lucio depende de la temperatura y oxigenación del agua. No  tolera el calor, cuanto más crece menos lo aguanta, y, así como en  invierno, principios de primavera y mediados-finales de otoño cualquier  hora es buena, en verano tendremos que llegar al pesquil al amanecer y  abandonar la pesca en torno a las 9 o 10 de la mañana si queremos  disfrutar de alguna captura. 
Observando primero para pescar  después
Piscardos en la orilla de  un pantano de montaña...
...y lucio capturado con  una imitación de piscardo, pura lógica
Resulta difícil, casi imposible, reprimir las ganas de  echar unos cañazos cuando nos embarga la ilusión por capturar nuestro  primer lucio pero, si podemos, bueno será acercarse antes al pantano o  río, ver lo que come el lucio y elegir nuestros señuelos imitando lo que  hayamos observado. Además siempre es positivo ir sabiendo dónde hay  árboles o rocas sumergidas, que son interesantes apostaderos para este  pez. 
Los primeros señuelos
Buena selección de  señuelos para el lucio y, a la derecha, el imprescindible cable de acero
 
Sencilla de utilizar,  económica y muy efectiva con ejemplares medianos 
Los peces artificiales requieren cierta práctica para  manejarlos bien, no todo es lanzar y recoger, pero las cucharillas  giratorias y ondulantes no nos pedirán mucha destreza para conseguir  capturas. Las giratorias, de pala ancha, en los números 4, 5 y hasta 6,  serán ideales para comenzar y bastante económicas. Las ondulantes, en  pesos de 12 a 25 gramos, serán un recurso muy interesante recogidas muy  despacio. Los colores de ambas: plata, rojo, plata o blanco con puntos  rojos, cobre, rosa y azul o amarillo y negro. Para comenzar no  necesitamos más, salvo, por supuesto, unos cuantos bajos de cable de  acero para evitar que los afilados colmillos del lucio nos corten el  hilo. Su uso es sencillo: se anuda un extremo a la línea madre y se  engancha el artificial en el llaverito que, la mayoría, lleva de  fábrica. Por el momento nos bastará con los comerciales en colores  marrón, negro o verde, ya tendremos tiempo de fabricarlos nosotros  mismos más adelante.
La primera captura
Será en la primera huida  cuando nos tiemblen las piernas y el pez nos ponga las cosas realmente  difíciles
 
En el final de la pelea  el lucio se mostrará relativamente pacifico 
Cuando consigamos  nuestro primer lucio, cuidado, al menor roce con sus dientes sangraremos  un buen rato, el desanzuelado siempre con alicates de punta larga Recogemos tranquilamente nuestra cucharilla cuando de  repente ¡ZAS! Sentimos que algo detiene con mucha brusquedad el señuelo.  Un lucio de dos kilos ha mordido el anzuelo y se dirige como un rayo  hacia el fondo. Tranquilidad, el freno, que habremos regulado  previamente al primer lance para que suelte hilo antes de que este se  rompa, hará su trabajo. Si la pieza no supera los dos kilos en un par de  carreras se cansará, es un pez muy rápido pero con relativamente poca  resistencia, si controlamos la primera carrera, que será vertiginosa,  tendremos casi todo el trabajo hecho. Si nos encontramos con animales  más grandes la emoción crecerá pero la complicación también. La primera  embestida de estos “tiburones de río” entrados en kilos puede dejarnos  de piedra, romper el hilo e incluso el puntal de la caña si el freno  está demasiado apretado. Nunca intentéis frenarlo a la fuerza en la  primera huida, dejad que se canse. Esto es válido sea grande o mediano.  Una vez cansado será sencillo acercarlo, pero siempre sin prisas, un  buen ejemplar puede sacar fuerzas de flaqueza y dar al traste con la  captura en el último momento.